La inteligencia artificial (IA) ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años, transformando por completo nuestra relación con la tecnología. Desde asistentes virtuales como Siri y Alexa hasta complejos sistemas de recomendación en plataformas de streaming, la IA ha entrado en nuestras vidas de manera significativa.
Sin embargo, lo que muchos no han considerado es que el próximo paso en este desarrollo de la IA no es solo una mayor automatización o personalización, sino una verdadera revolución en la forma en que tomamos decisiones. Este fenómeno de la IA, que los investigadores han denominado la «economía de la intención», podría transformar tanto nuestra vida cotidiana como el panorama empresarial de maneras nunca vistas.
Según un reciente informe de especialistas en ética de la IA de la Universidad de Cambridge, en un futuro cercano la IA podrá no solo predecir nuestras decisiones antes de que las tomemos, sino también influir directamente en ellas, de forma que empresas y gobiernos podrán vender nuestras intenciones en tiempo real a otras organizaciones. Esta emergente «economía de la intención» de la IA ha sido identificada como un mercado lucrativo, pero profundamente problemático, que pone en juego nuestra privacidad, autonomía y libertad.
A medida que la IA se infiltra cada vez más en nuestras vidas, las implicaciones de esta «economía» podrían ser mucho más profundas de lo que imaginamos. A continuación, ITD Consulting te brinda más detalles sobre este futuro de la IA.
La «economía de la intención»: Un mercado emergente
El concepto de «economía de la intención» hace referencia a un nuevo tipo de mercado en el que las decisiones humanas no solo son anticipadas, sino que también se comercializan con ayuda de la IA. Este mercado se basa en la idea de que las intenciones humanas, aunque no completamente conscientes o firmemente tomadas, pueden ser predecidas y explotadas por empresas de IA que se beneficiarán de esa información.
Los investigadores de la Universidad de Cambridge afirman que esta es una de las direcciones en las que se está dirigiendo la tecnología actual de la IA. La IA, gracias a su capacidad para analizar grandes cantidades de datos y reconocer patrones de comportamiento, es capaz de predecir lo que los usuarios probablemente harán, antes incluso de que se den cuenta de ello.

Por ejemplo, a través de los patrones de navegación en Internet, las interacciones en redes sociales y las búsquedas realizadas, un sistema de IA podría anticipar si alguien está considerando comprar un coche o si está a punto de votar por un candidato en una elección. Estas «intenciones en desarrollo» se pueden rastrear con ayuda de la IA y vender en tiempo real a empresas que desean influir en el comportamiento de los consumidores.
Este tipo de tecnologías de la IA no solo son de interés para las empresas de marketing, sino también para políticos y otros actores que buscan influir en las decisiones públicas. Al predecir las intenciones de las personas con la IA, es posible moldear sus decisiones de manera que coincidan con ciertos objetivos comerciales o políticos.
Por ejemplo, un comerciante de productos podría saber, antes de que incluso lo decida el consumidor, que esta persona está interesada en adquirir una lavadora nueva con ayuda de las potencialidades de la IA. Mediante el uso de herramientas predictivas con IA, la empresa podría ofrecer descuentos o promociones personalizadas, adelantándose a las necesidades del consumidor.
De este modo, no solo se incrementan las ventas con ayuda de la IA, sino que se modela el comportamiento de compra en función de patrones previos, generando un ciclo de anticipación casi perfecto. Un sistema de predicciones y consumo moldeado con ayuda de los conocimientos de la IA.
Asistentes de IA que predicen e influyen en nuestras decisiones
Uno de los principales vehículos a través de los cuales se manifestará esta «economía de la intención» será a través de asistentes de IA altamente sofisticados. Estos asistentes de IA no solo estarán diseñados para ayudar a los usuarios con tareas cotidianas, como gestionar agendas o realizar búsquedas en línea.
Según los expertos, se espera que estos asistentes de IA sean capaces de predecir y, en algunos casos, influir en las decisiones de los usuarios mediante una comprensión cada vez más profunda de sus comportamientos y deseos. A medida que los asistentes de IA se vuelvan más avanzados, estos podrán comprender no solo lo que decimos, sino también cómo lo decimos, el tono de nuestra voz, nuestro estado emocional y nuestras preferencias implícitas.
Esta capacidad para analizar el lenguaje natural y las emociones humanas permitirá a los asistentes de IA no solo predecir lo que probablemente queramos hacer, sino también persuadirnos de que lo hagamos. Por ejemplo, si un asistente de IA detecta que un usuario está considerando comprar un producto, pero se siente indeciso, el asistente de IA podría intervenir y sugerir una oferta especial o resaltar las características del producto que más le interesan, guiando la decisión hacia una venta.
Un caso ilustrativo sería el de los asistentes de IA en el sector financiero, que podrían predecir que un usuario está considerando una inversión en el mercado de valores, pero aún no se ha decidido. Este asistente de IA podría sugerir un producto financiero específico, resaltando las ventajas de la inversión según las metas del usuario.
Si se combina esta capacidad con análisis de datos sobre la situación financiera personal, el asistente de IA no solo anticiparía una acción sino que también podría inducirla de manera efectiva. El hecho de que estos asistentes de IA se comuniquen de manera más personal y emocional es clave para su capacidad de influir en nuestras decisiones.
Los investigadores señalan que la IA no solo imitará las personalidades humanas, sino que también aprenderá a responder de maneras que nos hagan sentir comprendidos y respaldados, lo que aumentará nuestra confianza en sus recomendaciones. La comunicación personalizada en los asistentes de IA podría ser la clave para su éxito. Si el usuario percibe que la tecnología lo entiende mejor que un ser humano, es probable que ceda a sus recomendaciones.
Implicaciones éticas: La manipulación de las decisiones
Si bien la posibilidad de que los asistentes de IA nos ayuden de manera más personalizada y eficiente puede parecer atractiva, los riesgos asociados con esta manipulación de decisiones son profundos. La principal preocupación ética que surge con la IA es la posibilidad de que estas tecnologías sean utilizadas para manipular a las personas a gran escala.
La capacidad de la IA para predecir e influir en nuestras decisiones plantea serias preguntas sobre la autonomía personal. Si las empresas o gobiernos pueden predecir con precisión nuestras decisiones gracias a la IA, ¿qué sucede con nuestra libertad para tomar elecciones por nosotros mismos?
Los investigadores de la Universidad de Cambridge advierten que este tipo de manipulaciones con IA podría ir mucho más allá de la simple persuasión comercial. Si estas tecnologías de IA caen en manos equivocadas o se utilizan de manera irresponsable, podrían tener un impacto negativo en la democracia, la privacidad y la justicia social.

Los asistentes de IA no solo están diseñados para asistir, sino que con el tiempo, se están configurando para influir en comportamientos específicos. El control sobre las decisiones de los individuos a través de la tecnología de predicción y persuasión de la IA presenta riesgos significativos.
En el ámbito político, por ejemplo, podría ocurrir que un grupo específico de personas reciba información sesgada o manipulada que influya en su comportamiento, ya sea para elegir un candidato o decidir en un referéndum. Este tipo de intervención de la IA podría modificar la naturaleza misma de la democracia y la libre elección.
Además, la IA, al tratarse de una tecnología basada en la recopilación de grandes cantidades de datos personales, plantea serias dudas sobre el manejo ético de esa información. Aunque las empresas y gobiernos argumentan que la recopilación de datos sirve con IA para mejorar la experiencia del usuario y proporcionar servicios más personalizados, la realidad es que estos datos son cada vez más valiosos, y existe un riesgo creciente de que se utilicen para manipular a las personas sin su conocimiento o consentimiento.
Los investigadores mencionan que, si no se regula adecuadamente, la «economía de la intención» podría crear un mercado en el que nuestras decisiones sean compradas y vendidas sin nuestro consentimiento, despojándonos de nuestra capacidad para tomar decisiones auténticas y libres.
La manipulación social a escala industrial
Lo más preocupante de la economía de la intención es que no se trata solo de un fenómeno aislado de algunas empresas tecnológicas de IA. Según los especialistas, estamos al borde de una «manipulación social a escala industrial», donde las decisiones de los individuos se convierten en una mercancía que puede ser modelada, dirigida y explotada con ayuda de la IA por grandes actores comerciales y políticos.
Los expertos de Cambridge advierten que, tal como ocurrió con la «economía de la atención» en plataformas como Facebook o Google, la «economía de la intención» podría llevar la manipulación digital con IA a un nivel mucho más profundo. Las empresas con ayuda de la IA podrían comenzar a gestionar no solo nuestra atención, sino también nuestras emociones, deseos e intenciones.
Si los usuarios se sienten comprendidos y respaldados por sus asistentes de IA, es más probable que accedan a solicitudes que en circunstancias normales podrían rechazar. El peligro radica en que esta manipulación emocional con IA podría extenderse a áreas mucho más críticas, como la política.
Los partidos políticos, por ejemplo, podrían utilizar tecnologías de IA para predecir y modificar las decisiones de los votantes antes de que estos tomen una decisión final. Si un sistema de IA puede predecir la intención de voto de una persona, los partidos políticos podrían dirigir sus mensajes de campaña de manera mucho más eficaz, personalizando sus mensajes para influir en las decisiones de los votantes con una precisión sin precedentes.
La pérdida de privacidad y autonomía
La capacidad de los asistentes de IA para predecir e influir en nuestras decisiones no solo pone en riesgo nuestra autonomía, sino que también plantea graves riesgos para nuestra privacidad. A medida que los asistentes de IA recopilan datos sobre nuestros comportamientos, emociones y decisiones pasadas, se crea un perfil cada vez más detallado de quiénes somos y lo que deseamos.
Esta información de la IA, en manos de empresas o gobiernos, podría ser utilizada no solo para personalizar anuncios o recomendaciones, sino para manipular nuestras elecciones de maneras que no siempre seremos capaces de identificar. Por ejemplo, los investigadores señalan que la información recogida por estos asistentes de IA podría utilizarse para diseñar productos, servicios o políticas que exploten nuestras debilidades emocionales, lo que podría tener efectos perjudiciales para nuestra libertad de elección.
Además, esta invasión de la privacidad podría afectar negativamente a los sectores más vulnerables de la sociedad. Las personas que no tienen un conocimiento profundo de cómo funciona la IA podrían ser especialmente susceptibles a la manipulación, lo que podría llevar a una mayor desigualdad y explotación.
Regulación y control: La necesidad de actuar
La regulación adecuada de la IA y sus aplicaciones es crucial para evitar que la economía de la intención se convierta en un terreno fértil para la manipulación y explotación. Los investigadores de Cambridge subrayan la necesidad de políticas públicas que aseguren la privacidad y autonomía de los usuarios de IA, así como la transparencia en el uso de los datos personales.
El Dr. Jonnie Penn, historiador de tecnología, reflexiona sobre cómo las plataformas de redes sociales han demostrado el poder de la manipulación de la atención, pero alerta que la economía de la intención va más allá. En lugar de ser una cuestión de «atención», se tratará de «motivaciones», es decir, de nuestras intenciones más profundas. Si esta nueva economía no es regulada de manera estricta, las implicaciones para la sociedad podrían ser graves.
Por lo tanto, es esencial que las políticas de privacidad y protección de datos sean más rigurosas, y que se exijan regulaciones que garanticen que las tecnologías de IA no se utilicen para manipular las decisiones humanas de manera inapropiada o sin el consentimiento de las personas involucradas.

La «economía de la intención» está en el horizonte, y promete transformar nuestra relación con la tecnología de manera profunda. Si bien la posibilidad de que los asistentes de IA nos ayuden a tomar decisiones más informadas y personalizadas puede parecer beneficiosa, los riesgos inherentes a la manipulación de nuestras decisiones son significativos. La privacidad, la autonomía y la equidad social están en juego, y es crucial que empecemos a pensar en estos problemas de manera proactiva.
La clave estará en la regulación adecuada de estas tecnologías. Si logramos garantizar que la IA sea utilizada de manera ética y transparente, la «economía de la intención» podría ser una fuerza positiva. Pero si no actuamos con rapidez y responsabilidad, podríamos encontrarnos en un futuro en el que nuestras decisiones ya no sean completamente nuestras.
Solo el tiempo dirá si esta nueva economía traerá más beneficios o más desafíos, pero lo que es seguro es que este es un debate que debemos comenzar a tener ahora. Si deseas conocer más de los avances de la IA y de los cuestionamientos éticos que surgen, escríbenos a [email protected]. Tenemos un equipo dedicado a la tecnología para que te mantengas a la vanguardia de la innovación.