El día en que Amazon Web Services se detuvo: Una caída global que mostró la fragilidad del mundo digital

El pasado lunes, el gigante tecnológico Amazon.com se vio envuelto en una de las mayores interrupciones de servicios en la historia reciente de Internet. Su división Amazon Web Services (AWS), el proveedor de servicios en la nube más grande del mundo, sufrió una grave caída que dejó fuera de servicio a miles de aplicaciones y plataformas digitales en todos los continentes. 

Desde Londres hasta Tokio, desde Madrid hasta Nueva York, millones de usuarios se vieron incapaces de acceder a herramientas esenciales de Amazon Web Services para su vida cotidiana: pagos electrónicos, videollamadas, servicios de mensajería o incluso videojuegos online. El suceso, que comenzó en las primeras horas del lunes —alrededor de las 9:00 de la mañana en horario español—, tuvo su origen en el centro de datos US-EAST-1, ubicado en Virginia del Norte (EE. UU.), el más antiguo y utilizado por Amazon Web Services. 

No era la primera vez que esta región sufría un colapso de este tipo. En 2020 y 2021, incidentes similares afectaron a servicios globales como Netflix, Reddit o Tinder. Pero la magnitud de la interrupción de este lunes de Amazon Web Services fue, según expertos, la mayor desde el fallo de CrowdStrike del año anterior, que paralizó sistemas hospitalarios, bancarios y aeroportuarios en todo el mundo.

Un apagón digital con efecto dominó

Amazon Web Services alberga millones de aplicaciones, bases de datos y procesos informáticos de empresas, gobiernos e instituciones. Amazon Web Services es, en esencia, una infraestructura invisible pero omnipresente. Cuando falla, el mundo digital se tambalea.

La interrupción de Amazon Web Services comenzó afectando el sistema de resolución de nombres de dominio (DNS), el mecanismo que permite a las aplicaciones encontrar la dirección correcta de los servidores donde están alojadas. Este fallo impidió que los sistemas localizaran el API de DynamoDB, una base de datos crítica utilizada por miles de empresas para almacenar información de usuarios, transacciones y operaciones con Amazon Web Services.

De acuerdo con la comunicación oficial de Amazon, el problema se debió a un error en un subsistema que monitoriza la salud de los balanceadores de carga de red (Network Load Balancers), los componentes encargados de distribuir el tráfico entre varios servidores para evitar sobrecargas. Dicho error en Amazon Web Services se originó dentro de la red interna de Amazon EC2 (Elastic Compute Cloud), el servicio que ofrece capacidad de cómputo bajo demanda a empresas de todo el mundo.

En otras palabras, un fallo en un mecanismo de control interno de Amazon Web Services provocó que millones de conexiones simultáneas quedaran sin dirección, bloqueando servicios que van desde la comunicación hasta el comercio electrónico. A las 3:00 p. m. hora del Pacífico (22:00 GMT), Amazon anunció que todos sus servicios habían vuelto a la normalidad, aunque algunos, como Amazon Web Services Config, Redshift y Connect, seguían procesando una acumulación de mensajes atrasados. En términos técnicos, la red estaba “en pie”, pero el tráfico tardaría horas en normalizarse.

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Un caos global: De Snapchat a Venmo, de Zoom a Reddit

Las consecuencias del fallo en Amazon Web Services fueron inmediatas y de gran alcance. Plataformas como Snapchat, Reddit, Roblox, Duolingo, Signal, Robinhood, Coinbase y Perplexity se vieron afectadas por Amazon Web Services, según la empresa de análisis Ookla, propietaria del sitio Downdetector, que registró más de cuatro millones de reportes de fallos en cuestión de horas.

Incluso las propias plataformas de Amazon —Prime Video, Alexa y la tienda online de Amazon.com— experimentaron interrupciones parciales. El impacto del fallo en Amazon Web Services no se limitó al entretenimiento. Aplicaciones de comunicación como Zoom y servicios financieros como Venmo también sufrieron caídas, lo que dejó a millones de usuarios sin poder realizar videollamadas laborales o transferencias digitales. 

En Reino Unido, Lloyd Bank, Bank of Scotland, Vodafone, BT y la autoridad tributaria HMRC informaron de fallos en sus portales por el inconveniente en Amazon Web Services. La interrupción en Amazon Web Services fue tan amplia que se habló de un “efecto mariposa digital”: una única avería en Virginia repercutió en miles de sistemas interconectados en todo el planeta.

El profesor Ken Birman, de la Universidad de Cornell, declaró a Reuters que este tipo de incidentes ponen de manifiesto la necesidad de construir software más tolerante a fallos. “AWS ofrece herramientas que los desarrolladores pueden usar para protegerse en caso de problemas en uno de sus centros de datos. Pero muchas empresas, en su afán por ahorrar costes o acelerar el lanzamiento de un producto, omiten estos pasos críticos. Cuando ocurre una caída como esta, son esas empresas las que deberían ser escrutadas”, afirmó.

La nube: Un gigante con pies de barro

La caída de Amazon Web Services no solo fue un fallo técnico, sino también una demostración del enorme poder —y vulnerabilidad— de las infraestructuras digitales modernas. Amazon Web Services domina cerca del 31 % del mercado global de servicios en la nube, seguida de Microsoft Azure (20 %), Google Cloud (12 %) y Alibaba Cloud (4 %). En conjunto, estas cuatro compañías controlan casi el 70 % de la nube mundial.

Esto significa que una interrupción en cualquiera de ellas de Amazon Web Services tiene el potencial de afectar a millones de negocios, aplicaciones y servicios gubernamentales. El experto en ciberseguridad Jake Moore, de la firma europea ESET, lo expresó de forma contundente: “Esta interrupción demuestra una vez más la dependencia que tenemos de infraestructuras relativamente frágiles. Cuando un nodo central falla, el mundo entero siente el impacto”.

Por su parte, Nishanth Sastry, director de investigación del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Surrey, señaló que “el principal problema es que todas estas grandes empresas confían en un único proveedor. La concentración de recursos en pocas manos nos hace más vulnerables”. El incidente de Amazon Web Services reabre, así, un debate que lleva años latente: ¿hasta qué punto es sano que el ecosistema digital global dependa de tan pocos actores?

Impacto económico y empresarial

Aunque el mercado bursátil apenas reaccionó —las acciones de Amazon subieron un 1,6 % ese mismo día, cerrando en 216,48 dólares—, los efectos económicos indirectos de la caída de Amazon Web Services fueron significativos. Según Ryan Griffin, líder del área de ciberprácticas de la firma de seguros McGill and Partners, “para las grandes empresas, unas pocas horas de inactividad en la nube equivalen a millones en pérdidas de productividad y de ingresos”.

Pequeñas y medianas empresas que dependen de Amazon Web Services para sus operaciones logísticas, sus ventas o sus canales de comunicación sufrieron interrupciones que, en algunos casos, les impidieron facturar durante todo el día. Además, muchas startups tecnológicas basadas en inteligencia artificial o en análisis de datos de Amazon Web Services vieron cómo sus modelos se detenían por completo. Plataformas como Perplexity, un competidor emergente en el sector de la IA generativa, informaron de caídas totales en sus sistemas.

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De los videojuegos a las aerolíneas: Un apagón transversal

El fallo de Amazon Web Services afectó también al sector del entretenimiento y los videojuegos. Títulos tan populares como Fortnite, Clash Royale o Clash of Clans estuvieron inoperativos durante horas, mientras plataformas de streaming experimentaban lentitud o cortes totales por la caída de Amazon Web Services.

Incluso Lyft, la empresa estadounidense de transporte que compite con Uber, reportó interrupciones generalizadas debido a la caída de Amazon Web Services. Por contraste, X (anteriormente Twitter), propiedad de Elon Musk, aseguró que su plataforma continuó funcionando con normalidad, lo que Musk no tardó en destacar en redes.

El apagón de Amazon Web Services dejó claro que, en un ecosistema digital interconectado, ninguna industria está a salvo: desde los pagos hasta los juegos, desde las videollamadas hasta la gestión de vuelos, todo depende —en algún punto— de los mismos servidores.

Lecciones del apagón: Resiliencia, redundancia y descentralización

El incidente de Amazon Web Services ha reavivado una vieja conversación en el mundo tecnológico: cómo construir sistemas más resilientes y descentralizados. El profesor Birman, de Cornell, recordó que Amazon Web Services ofrece opciones para replicar datos y servicios en múltiples regiones geográficas, precisamente para evitar que una caída regional afecte a todo un sistema. Sin embargo, muchas empresas eligen no hacerlo porque implica mayores costes.

“Cuando las compañías recortan gastos o buscan lanzar un producto lo más rápido posible, suelen omitir el último paso: diseñar redundancias. Pero cuando algo falla, el precio que pagan es mucho mayor”, explicó el académico. La diversificación tecnológica es, según los expertos, una de las claves para evitar colapsos totales. Esto implica que una empresa no dependa de un solo proveedor de nube, sino que distribuya su infraestructura entre varios: Amazon Web Services, Azure, Google Cloud o incluso servidores locales.

Algunos defensores del movimiento open source y de las nubes soberanas —infraestructuras nacionales o regionales controladas públicamente— sostienen que este tipo de caídas refuerzan la necesidad de reducir la dependencia de los gigantes tecnológicos estadounidenses.

El precedente de otros fallos globales

La historia reciente ofrece varios ejemplos de interrupciones similares. En septiembre de 2015, Amazon Web Services sufrió un apagón que dejó fuera de línea a servicios como Netflix, Reddit y Tinder. En 2021, otra caída del mismo centro de datos US-EAST-1 afectó a Slack, Disney+, Coinbase y Amazon Prime Video.

En julio de 2024, el fallo del software de seguridad CrowdStrike, que dependía de la nube de Microsoft, provocó un caos aún mayor: hospitales sin acceso a historiales clínicos, aerolíneas que cancelaron vuelos y bancos que interrumpieron sus operaciones.

Y en España, Redsys experimentó en 2023 un incidente casi idéntico al del lunes: los datáfonos y Bizum dejaron de funcionar durante varias horas, paralizando las transacciones en todo el país.

Cada uno de estos episodios ha dejado la misma lección: cuanto más interconectado está el mundo, mayor es el riesgo de que un único error cause una reacción en cadena de proporciones globales.

Una dependencia creciente

En la era de la inteligencia artificial, la automatización y el trabajo remoto, la dependencia de la nube ha alcanzado niveles inéditos. Amazon Web Services no solo hospeda sitios web o aplicaciones móviles; también sostiene modelos de IA, sistemas de predicción meteorológica, plataformas de comercio electrónico, bancos y organismos públicos.

Esta infraestructura invisible es, en muchos sentidos, el “sistema nervioso central” de la economía digital global. Pero como todo sistema nervioso, es extremadamente sensible. Según datos de la consultora Synergy Research Group, el tráfico mundial de datos en la nube se ha triplicado en los últimos cinco años, especialmente, con esta caída, se ha visto el dominio que tenía Amazon Web Services. 

Las empresas migran cada vez más procesos a estos entornos, atraídas por su flexibilidad, escalabilidad y menores costes iniciales. Sin embargo, esa misma concentración de poder y datos en pocas manos convierte a la nube en un objetivo crítico: tanto para fallos internos como para ataques cibernéticos.

¿Qué podemos hacer los usuarios?

Para los usuarios particulares, la caída de Amazon Web Services sirvió como recordatorio de algo que muchos habían olvidado: la importancia de tener alternativas. Expertos en seguridad digital recomiendan mantener copias de seguridad locales de información importante, diversificar servicios (por ejemplo, tener cuentas en más de una plataforma de mensajería o almacenamiento) y, en lo financiero, no depender exclusivamente del dinero digital.

“Llevar algo de efectivo y tener una cuenta de respaldo puede parecer anticuado, pero sigue siendo la mejor defensa frente a una crisis digital”, afirmaron varios analistas españoles tras el incidente de Redsys.

El futuro de la nube: Hacia una infraestructura más robusta

A pesar de los repetidos fallos, como el de Amazon Web Services, la nube no desaparecerá. Su eficiencia y escalabilidad la han convertido en un pilar esencial del mundo moderno. Pero los expertos coinciden en que su evolución debe orientarse hacia modelos más distribuidos, redundantes y auditables.

Algunas propuestas apuntan al uso de tecnologías blockchain para descentralizar el control de los datos y garantizar mayor transparencia. Otros defienden una regulación internacional que exija a los grandes proveedores estándares mínimos de resiliencia y protocolos de recuperación ante desastres.

También crece el interés por los data centers modulares y las nubes híbridas, que combinan infraestructura pública (como Amazon Web Services o Azure) con servidores privados o locales, reduciendo el riesgo de dependencia total.

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El apagón de Amazon Web Services del 20 de octubre de 2025 quedará registrado como uno de los mayores incidentes tecnológicos de la década. No solo por su magnitud técnica, sino por lo que simboliza la caída de Amazon Web Services: la vulnerabilidad del ecosistema digital global.

En cuestión de minutos, una anomalía en un subsistema de monitoreo interno de Amazon Web Services dejó sin funcionar plataformas que usamos para trabajar, comunicarnos, jugar o pagar un café. El suceso de Amazon Web Services no fue producto de un ciberataque ni de una catástrofe natural, sino de un simple error en el código o en la gestión de red. Y sin embargo, bastó para poner de rodillas a buena parte del mundo conectado.

La lección es clara: la nube es poderosa, pero no infalible. Y mientras las economías, las instituciones y la vida cotidiana sigan dependiendo de ella, deberemos aprender a convivir con el riesgo —y a prepararnos para el próximo apagón digital. Si quieres conocer más de mecanismos de seguridad para resguardar tus operaciones, escríbenos a [email protected]. No sigas a merced de fallos como el de Amazon Web Services e implementa mecanismos de respaldo con los expertos de ITD Consulting.

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