DeepSeek bajo sospecha: La inteligencia artificial china en el centro de un conflicto tecnológico, militar y geopolítico

En el contexto de la intensa competencia global por el dominio de las tecnologías emergentes, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una de las áreas más estratégicas, disputadas y sensibles del siglo XXI. Esta lucha, protagonizada principalmente por China y Estados Unidos, no se limita al desarrollo de herramientas sofisticadas, sino que también refleja un enfrentamiento ideológico y geopolítico que involucra valores democráticos, control estatal, propiedad intelectual y hegemonía tecnológica. 

La inteligencia artificial, como motor de transformación en la economía, la defensa y la sociedad en general, se ha erigido en un campo de batalla simbólico y real para ambas potencias. En este escenario, la startup china DeepSeek ha emergido con fuerza, presentando avances que parecen rivalizar con los modelos de lenguaje más avanzados desarrollados en Silicon Valley. La empresa, con sede en Hangzhou, ha afirmado que sus modelos de lenguaje —DeepSeek-V3 y R1— no solo rivalizan con los de compañías líderes como OpenAI y Meta, sino que lo hacen a una fracción del costo. 

Estos avances de DeepSeek han captado rápidamente la atención de desarrolladores, inversionistas y gobiernos. Sin embargo, una serie de investigaciones recientes, incluidas revelaciones exclusivas de Reuters, han colocado a DeepSeek en el centro de una controversia internacional. Las acusaciones contra DeepSeek van desde prácticas empresariales poco transparentes hasta supuestos vínculos directos con el ejército chino y maniobras para evadir sanciones tecnológicas impuestas por Estados Unidos. A continuación, ITD Consulting te detalla la nueva polémica de DeepSeek.

El meteórico ascenso de DeepSeek: Innovación, eficiencia y dudas

DeepSeek se dio a conocer a nivel internacional en 2024, cuando sus desarrolladores afirmaron haber entrenado un modelo de lenguaje de grandes dimensiones con una inversión computacional sorprendentemente baja, estimada en tan solo 5,58 millones de dólares. En un ecosistema donde el entrenamiento de modelos como GPT-4 puede costar cientos de millones de dólares, esta eficiencia de DeepSeek levantó tanto entusiasmo como escepticismo. Muchos expertos consideraron que sería prácticamente imposible alcanzar niveles comparables sin acceso a hardware y recursos computacionales de última generación.

Lo que más inquietó a los analistas fue la falta de transparencia en los procesos técnicos y científicos de DeepSeek. Mientras empresas como OpenAI, Anthropic o Google DeepMind publican papers, benchmarks y descripciones arquitectónicas de sus modelos, DeepSeek optó por una estrategia de comunicación más ambigua. Pocos detalles se han ofrecido sobre la arquitectura exacta de los modelos de DeepSeek, los datasets utilizados, el tiempo de entrenamiento o los recursos humanos y computacionales involucrados. Este secretismo con DeepSeek no solo dificulta validar sus logros, sino que también genera sospechas sobre la posibilidad de que sus resultados dependan de fuentes externas o no divulgadas.

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A pesar de ello, la propuesta de DeepSeek ha tenido una fuerte resonancia en el mercado asiático y en sectores industriales que buscan modelos de IA eficientes y económicos. La capacidad de DeepSeek para ofrecer respuestas rápidas, traducciones automáticas, generación de texto y procesamiento de lenguaje natural a bajo costo ha impulsado su adopción en áreas tan diversas como la educación, la medicina, la robótica y la ingeniería.

Además, DeepSeek ha aprovechado el ecosistema tecnológico chino, que combina financiamiento estatal, apoyo de incubadoras tecnológicas y una base de talento creciente en inteligencia artificial. Este entorno ha facilitado la rápida escalada de la empresa DeepSeek y la consolidación de su posición como competidor global. No obstante, este éxito de DeepSeek también se inscribe en una estrategia nacional más amplia para posicionar a China como líder mundial en IA para 2030, un plan que incluye grandes inversiones públicas y privadas, desarrollo de infraestructura y regulación adaptada.

Evasión tecnológica: Eludir sanciones con ingeniería geopolítica

Uno de los aspectos más delicados de este caso tiene que ver con las acusaciones del gobierno estadounidense, según las cuales DeepSeek habría participado en una compleja estrategia de evasión para adquirir tecnología restringida. Desde 2022, la administración de Joe Biden ha endurecido las restricciones sobre la exportación de chips avanzados a China, especialmente los diseñados para aplicaciones de inteligencia artificial. Entre estos destacan los chips H100 de Nvidia, esenciales para el entrenamiento de modelos complejos.

De acuerdo con la investigación citada por Reuters, DeepSeek habría utilizado empresas pantalla en países del sudeste asiático —como Malasia, Vietnam y Singapur— para acceder indirectamente a estos chips. El método de DeepSeek consistía en alquilar capacidad de cómputo en centros de datos ubicados fuera de China, evitando así la adquisición directa de hardware sancionado. Aunque técnicamente no se trataría de una infracción directa, este tipo de maniobra representa una violación del espíritu de las sanciones y refleja la dificultad de las regulaciones actuales para controlar infraestructuras virtuales y globalizadas.

Este caso también ha servido como ejemplo de las limitaciones estructurales que enfrentan los marcos regulatorios actuales. En un mundo donde la computación en la nube permite operar infraestructuras virtuales desde cualquier parte del planeta, los controles que dependen exclusivamente de fronteras físicas o hardware tangible se quedan cortos frente a las capacidades distribuidas de empresas como DeepSeek. Esta situación ha puesto en jaque a las autoridades occidentales, que deben repensar sus políticas para contener la transferencia de tecnologías estratégicas sin frenar la innovación y el comercio legítimo.

La complejidad de esta maniobra refleja también la sofisticación de la estrategia tecnológica china, que combina recursos estatales y privados para sortear restricciones y mantener un ritmo acelerado en la carrera por la inteligencia artificial. Este enfoque no solo incluye la creación de redes de empresas pantalla, sino también la cooperación con socios internacionales y el uso de plataformas cloud globales para distribuir y entrenar modelos.

Además, la falta de una respuesta unificada por parte de los países occidentales ha complicado la aplicación efectiva de las sanciones, evidenciando que las tecnologías digitales y su infraestructura requieren marcos regulatorios y mecanismos de cooperación internacional mucho más ágiles y coordinados que los usados para controlar bienes físicos tradicionales.

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Conexiones militares: Inteligencia artificial como arma de doble uso

Tal vez el aspecto más grave de las acusaciones se relaciona con los vínculos entre DeepSeek y el Ejército Popular de Liberación (EPL). Según documentos citados por funcionarios del Departamento de Estado, la empresa DeepSeek ha sido mencionada más de 150 veces en registros de adquisición de entidades vinculadas a la defensa china. Estas menciones a DeepSeek incluyen colaboraciones con universidades militares, centros de simulación táctica, y empresas estatales que desarrollan sistemas autónomos para uso militar.

Un ejemplo concreto de estas colaboraciones es el uso de modelos de DeepSeek por parte de una universidad del norte de China que, en un experimento documentado, generó más de 10.000 escenarios tácticos en menos de un minuto, una tarea que habría tomado 48 horas con recursos humanos. Asimismo, la firma Chongqing Landship, especializada en robótica militar, integró un sistema de IA de DeepSeek en un vehículo autónomo presentado en una exposición de defensa en Abu Dabi.

Estos desarrollos muestran cómo la IA puede ser fácilmente utilizada con fines duales: aplicaciones civiles como traducción automática o asistencia médica pueden reciclarse para el análisis militar, el control de drones o la guerra cibernética. Dada la falta de separación entre las esferas civil y militar en el modelo de gobernanza tecnológica chino, estos vínculos generan gran preocupación en las agencias de inteligencia occidentales, que temen que DeepSeek sea parte de una estrategia estatal para avanzar rápidamente en capacidades militares autónomas.

Asimismo, esta dualidad de DeepSeek ha sido tema central en debates internacionales sobre ética en IA, donde la transparencia en la cadena de desarrollo tecnológico se vuelve clave para evitar que la inteligencia artificial se convierta en un multiplicador de conflictos bélicos o en una herramienta para la vigilancia masiva y la represión política.

Vigilancia y privacidad: ¿Pueden los datos ser arma de poder?

Otro eje clave de esta controversia es el tratamiento que DeepSeek hace de los datos de sus usuarios. Los modelos de DeepSeek están disponibles en plataformas como Amazon Web Services, Google Cloud y Microsoft Azure, lo que permite que millones de usuarios fuera de China accedan a sus servicios. Sin embargo, un informe del Stanford Cyber Policy Center advierte que la empresa DeepSeek recopila una cantidad inusualmente amplia de datos, incluyendo archivos adjuntos, registros de pulsación de teclas, patrones de voz, comportamiento del usuario y datos personales sensibles.

Esto plantea un dilema crucial: en virtud de las leyes chinas de ciberseguridad, todas las empresas tecnológicas deben cooperar con las autoridades si se les solicita información. Esto significa que cualquier dato recopilado por DeepSeek podría terminar en manos del gobierno chino, incluidas conversaciones privadas, documentos estratégicos o análisis internos realizados por empresas o ciudadanos de otros países.

El contraste entre esta amenaza y la accesibilidad de los modelos de DeepSeek en servicios cloud estadounidenses ha sido objeto de duras críticas. A pesar de que agencias como el Pentágono, la NASA y el Congreso han prohibido formalmente su uso, las versiones públicas de DeepSeek siguen disponibles sin restricciones para usuarios individuales o empresas, lo cual revela una peligrosa desconexión entre la política pública y la práctica comercial.

Además, la creciente dependencia global de servicios de inteligencia artificial, como DeepSeek, plantea un desafío mayor para la privacidad y la seguridad de la información. Cada vez más, las infraestructuras de IA se integran en servicios críticos —finanzas, salud, educación— aumentando el riesgo de fugas de datos o de manipulación maliciosa.

Gobernanza tecnológica: Hacia un nuevo marco regulador

Expertos en política digital como Sanchit Vir Gogia han señalado que el caso DeepSeek representa una advertencia clara sobre los límites del actual enfoque de control tecnológico. En un entorno hiperconectado y virtualizado, no basta con regular qué tipo de hardware puede cruzar fronteras. Es necesario supervisar cómo se usan los servicios, quién los controla y con qué propósito. Para lograrlo, se requiere una combinación de:

  • Auditorías de comportamiento algorítmico
  • Certificaciones de neutralidad tecnológica
  • Supervisión internacional de los flujos de datos

Reglas claras sobre el uso de IA por parte de empresas vinculadas a gobiernos autoritarios

Este tipo de enfoque, según Gogia, solo puede surgir de una cooperación internacional sólida, que involucre tanto a democracias tecnológicas como a organismos multilaterales. Sin este marco compartido, el desarrollo de IA quedará a merced de potencias que pueden usarla como herramienta de control interno o de influencia geopolítica.

Además, se destaca la necesidad de que la comunidad empresarial asuma un papel activo en la defensa de un desarrollo ético y responsable de la inteligencia artificial. Esto incluye la adopción de auditorías independientes, políticas claras de manejo de datos y el compromiso con la transparencia.

Por ahora, DeepSeek no ha sido incluida formalmente en la lista de entidades sancionadas por el Departamento de Comercio de EE. UU. Sin embargo, funcionarios estadounidenses han dejado entrever que se están considerando acciones en ese sentido. Si finalmente se impusieran sanciones, DeepSeek enfrentaría graves restricciones de acceso a hardware, software y clientes fuera de China, lo que podría frenar su proyección internacional y afectar a otros emprendimientos tecnológicos del país.

Además, se especula con que EE. UU. podría endurecer el acceso a plataformas de nube pública para empresas vinculadas a regímenes autoritarios, una medida que cambiaría profundamente el modo en que se entrenan y despliegan modelos de IA a gran escala. Esto tendría efectos no solo en China, sino también en startups y universidades de todo el mundo, que deberían demostrar su neutralidad y trazabilidad antes de acceder a recursos computacionales sensibles.

Por otro lado, el caso DeepSeek podría incentivar a otros países a acelerar sus propias políticas de desarrollo tecnológico autónomo, incrementando la fragmentación del ecosistema global de inteligencia artificial y dificultando aún más la cooperación internacional.

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El caso de DeepSeek es mucho más que una disputa comercial o tecnológica. Se trata de un ejemplo claro de cómo el desarrollo de la inteligencia artificial se ha convertido en un espacio de lucha por el poder, la soberanía digital y la ética en el siglo XXI. Por un lado, la empresa DeepSeek representa un hito para China, que logra posicionarse al nivel de las grandes potencias tecnológicas. Por otro, encarna los riesgos inherentes a la falta de transparencia, el uso militar y la explotación de datos personales.

Para la comunidad internacional, el desafío es doble. Se debe fomentar la innovación abierta y colaborativa, pero al mismo tiempo garantizar que estas herramientas no se utilicen como instrumentos de vigilancia, coerción o dominación geopolítica. Lograr este equilibrio requerirá nuevas alianzas, un replanteamiento profundo de la gobernanza digital y una firme defensa de los valores democráticos en la era de la inteligencia artificial.

DeepSeek ha demostrado que China puede competir al más alto nivel. Ahora el mundo debe decidir cómo responder: con miedo, con competencia justa o con cooperación vigilante. Solo así será posible aprovechar el potencial transformador de la IA sin sacrificar la seguridad y las libertades fundamentales. Si quieres conocer más sobre el caso de DeepSeek, las regulaciones a la IA y cómo esto puede impactar en tus operaciones, escríbenos a [email protected]. Tenemos un equipo de expertos para asesorarte y que te mantengas a la vanguardia de la tecnología y la inteligencia artificial.

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